Ecuador bendecido por tener unos paisajes adornados por volcanes, al mismo tiempo muchos de ellos que continúan activos permanecen amenazantes ante una posible erupción, este no es el caso de Quilotoa.
El atractivo turístico de Quilotoa es su Laguna encantada, se formo cuando el volcán erupciono y colapso hace más de 800 años, la laguna tiene más de 250 metros de profundidad y se puede observar como burbujea por las fumarolas del volcán. Quilotoa es impresionante.
El camino a esta laguna encantada fue como transitar en una postal, así de simple hemos definido Ecuador, viajar dentro de este país es observar postales a través de todos, cada casa, cada persona y cada objeto es tan bello que al observarlo bien resulta ser la fotografía perfecta.
Cada paradero tenía algo para sorprendernos, desde que llegamos a este país no hemos encontrado un camino sin que nos detengamos a admirarlo.
En la ruta íbamos acompañados por nuestros amigos franceses que llevaban el mismo camino que nosotros y pensábamos conocer Quilotoa juntos. La loba nuestra nueva perrita iba muy tranquila y se le veía con más confianza que al principio.
Al llegar a la laguna y bajarnos del carro, el frío fue más penetrante que en el Cotopaxi, literal dolían las orejas. Caminamos un rato por el pequeño pueblo y nos acercamos a ver la laguna desde el mirador y la vista simplemente fue única.
Nuestro primer plan era solo descender hasta la base de la laguna, tomar algunas fotos y admirar, de un momento a otro entramos a la oficina de turismo que cabe recalcar no hay nada, ni un solo mapa, pero la chica que estaba ahí nos dijo que además de descender se podía dar la vuelta a la laguna.
– Y ¿Cuantos kilómetros son?, le pregunté a la chica
– Son 12 y toma 5 horas hacerlo.
Lo pensamos los 4 un rato y dijimos – Pues hagámoslo.
Fue con esta decisión con lo que empezó el mayor reto que jamás haya hecho en ningún lugar.
Todo iba muy bien, llevábamos 2 horas de camino, comíamos un poco de galletas para agarrar energía, las subidas es pesadísimas, las bajadas eran de peligro pero aún no nos sentíamos cansados y disfrutábamos mucho de los alrededores.
El sendero esta marcado, no hay oportunidad de que te pierdas, la vista de la laguna por cualquiera de los lados es buenísima y la experiencia vale mucho la pena, nuestra nueva perrita la loba nos acompaño en todo momento, jamás se rindió y eso nos enamoró más de ella.
Habían pasado 4 horas y la llegada aún se veía lejos, las rodillas comenzaban a pesar, el frío ya no molestaba porque el cuerpo se mantenía caliente, habíamos pasado las subidas más pesadas pero aún quedaba mucho camino por recorrer y en mi mente solo estaba llegar para descansar mis piernas.
Llevábamos 5 horas y el camino era largo, en ese momento, cuando mis piernas caminaban en automático y ya no podía más solo pensaba en el momento en el que decidí hacer esa vuelta. Estaba realmente desesperada, a los demás los veía cansados pero creo que nadie se sentía como yo. Después de otra hora cuando estábamos a punto de cumplir 360 minutos caminando empece a notar un grado zombie en todos, ya nadie hablaba ya solo era caminar y caminar, la vista hermosa de la laguna dejo de importar y el objetivo era solo continuar sin importar nada, todos nosotros solo queríamos llegar. Y yo solo me sorprendía al ver que la lobita continuaba siguiéndonos, sin señales de cansancio, ella era la más fuerte.
Después de 6 horas de subida y bajada continua por fin se vio una luz al final del camino, vimos a lo lejos nuestros autos estacionados y sin importar el dolor que teníamos en las piernas nos fuimos corriendo a descansar.
Ese día realmente sentí que moría lentamente, tal vez fue la altura, la falta de condición o el frío, yo no se pero ese día realmente lo sufrí mucho. Al cabo de unas horas en las que dormimos y nos relajamos pudimos salir a ver el atardecer
El 3 día en la laguna decidimos irnos, habíamos visto mucho la laguna y queríamos seguir conociendo más lugares. Nos despedimos de los franceses, subimos a la loba al Poderoso y continuamos hacia Latacunga en busca de más paisajes Ecuatorianos.