La travesía del TRUEQUE.
Estos hechos pueden ser parte de una película, vamos a platicarles todo lo que tuvimos que hacer para poder salir de La Guajira y llegar a Río Hacha. Es una historia un poco larga, para que tengan paciencia, no tenemos muchas fotos ya que ante la desesperación de todo lo que nos estaba sucediendo no tuvimos tiempo de pensar en tomarlas, así que todas las escenas solo están en nuestra memoria.
Prometemos que la próxima ves que nos pase algo así tendremos evidencia fotográfica.
Como saben la llegada a La Guajira fue algo compleja, estábamos felices de estar ahí, no queríamos irnos y menos de solo pensar en el camino de regreso, saber que nos podíamos volver a quedar atorados hacía que se me revolviera el estómago.En nuestra última noche Nelson nos dijo: -Mañana a las 5:00 am vendrá una camioneta que va a Uribia, ya hablé con ellos para que los guíen y los saquen por el camino más corto, si algo les llega a pasar ellos les van a ayudar.
Con esta información nos fuimos un poco más confiados a dormir, nos mecíamos en la hamaca mientras platicábamos en los que nos esperaba al día siguiente.
Eran las 4:00 am del sábado, sonó mi alarma, me desperté, levante a Gus y nos pusimos a arreglar las cosas, Gus se subió al vocho y lo encendió. Todo se escuchaba bien, estábamos ya los dos dentro del auto, solo a la espera de la famosa camioneta que nos llevaría hasta el camino principal.
Viendo por el retrovisor, observe unas luces que se acercaban poco a poco
- Son ellos Gus! Ya prepárate, le dije.
No habían pasado ni 30 segundos cuando una nube de arena cubrió todo el auto por completo y no pudimos ver absolutamente nada.
- – Síganlos!!!, nos grito Nelson.
Así que a velocidad del vochito comenzamos a seguir a la camioneta que literalmente nos había ignorado y se había pasado de largo.
Llevábamos un buen tramo atrás de ellos, se detenían por momentos a subir gente y avanzaban, ellos eran el transporte de los que trabajaban en Uribia.
- -Yo creo que ni saben que los estamos siguiendo, le dije Gus.
Fue entonces cuando Gus decidió bajarse y platicar rápidamente con el chofer.
- -Hola Señor!, me dijo Nelson que nos iba a ayudar a llegar al camino principal, ¿Le puede dar un poco más despacio?, nuestro carro no anda tan rápido y no sabemos el camino, le dijo Gus.
- – No joven, tengo que llevar a toda la gente al trabajo, si quiere vaya adelantándose mientras termino de recoger a todos y así gana un poco de tiempo. Nos podemos ver más adelante.
Sin más que hablar Gus se subió al vocho y me dijo: ¡Hay que seguir nosotros!, Al rato nos alcanzan ellos.
Un poco decepcionados comenzamos a avanzar, era muy temprano, teníamos que ir lento para asegurarnos de avanzar por el camino correcto, íbamos siguiendo las llantas marcadas en la arena, avanzábamos entre hoyos, lodo, nopales y arboles secos, sin que por algún lado se viera un camino normal.Habían pasado unos 40 minutos cuando escuchamos el motor de la camioneta y otra nube de arena nos volvió a cubrir…
- -Le voy a dar rápido para que no se me pierdan, me dijo Gus...
Así que mientras él se concentraba en no caer en los hoyos, yo no le quitaba la mirada de encima a la camioneta para saber que camino tomaba por si la perdíamos.
Todo iba bien, el carro estaba respondiendo como se debía, en eso llegamos la parte complicada. Estábamos a punto de entrar al camino en reparación donde se nos había descompuesto por primera vez el vocho en la llegada.
Gus dijo: -¡Pues ni modo a darle!, y le dimos, y ¿Que paso? Nuestro «poderoso» no lo logro y se apago.
Solo vimos como la camioneta «salvadora», la que nos iba a ayudar si algo pasaba y la que nos iba a guiar todo el camino se iba alejando poco a poco. Tal vez, sin darse cuenta de lo que había pasado el chofer le siguió dando, o tal vez nos vio y no quiso detenerse, no lo sabíamos, lo único de lo que estábamos seguros era de que nos encontrábamos en el mismo lugar de una semana atrás con la misma situación: El vocho descompuesto.
Paso el tiempo y Gus movía cables, intentábamos encenderlo, lo medio empujábamos en la arena, y no lográbamos nada, entramos en un momento de crisis y risa, queríamos verlo por el lado amable…
- –Es parte de la aventura, vamos a limpiar el carburador, dijo Gus.
Y bueno, empezamos a limpiarlo, a revisarlo y NADA! Esta ves el vocho no quería encender, pasaban algunas personas en bicicletas y en motos, se acercaban a preguntar o solo a observar, nadie podía ayudarnos, en eso me di cuenta de que venía una camioneta y le dije a Gus
- -¡Ya! Hay que decirle que nos jale, no lo vamos a poder resolver aquí.
La camioneta se detuvo, le preguntamos si nos podía hacer el favor de llevarnos hasta la parte principal y el señor acepto. Se bajo, saco unas cadenas, nos amarró y nos comenzó a jalar los 16 km que faltaban para llegar.
Cuando por fin estuvimos ahí, como si el vocho fuera un imán se empezó a acercar mucha gente, no se en realidad de donde salieron ya que el lugar parecía deshabitado, la mayoría de ellos solo estaban observando, Gus intentaba prenderlo, les pedimos ayuda para empujar el carro y descartar que el problema fuera de la batería, lo hicieron varias veces pero el vocho jamás respondió.
- -Busquen a los mecánicos de las máquinas de construcción, ellos les pueden ayudar, pero háganlo ahorita porque es Sábado y se van temprano. Nos decía la gente que intentaba ayudarnos.
Gus se fue a buscarlos, mientras yo me quede a cuidar el carro en medio de la multitud, mientras más tiempo pasaba, más gente llegaba a preguntar que sucedía.
Pasaron algunos minutos cuando Gus regreso con 3 personas, revisaron el carro, hicieron pruebas y demás cosas.
- -Es la bobina «parce», vas a tener que ir a Uribia a comprar una, estamos seguros de que es eso!. Nos dijeron los mecánicos.
- -¿Cuanto tenemos de dinero Cynthia?. Me preguntó Gus.
- -En efectivo tenemos solamente $150,000 (75 dlls).
Los mecánicos hicieron un trato con un persona que tenía una moto para que nos llevara.
- – Él te lleva por $20,000 ida y vuelta nos dijeron los mecánicos.
- -Y cuanto se tarda en llegar a Uribia?, les pregunte.
- –En ida y vuelta son aproximadamente 3 horas…
No quedo de otra más que aceptar. Gus se fue y yo me quede «Cuidando en vocho».
Estaba ahí en el carro intentando cubrirme del sol cuando unas 5 personas con silla en mano se sentaron alrededor mio haciéndome plática. Después de un rato también llego uno de los mecánicos y me regalo varias bolsitas con agua, se quedo a conversar conmigo, me hablaba de Dios y me dijo algo que me quedo muy grabado: A veces cuando vives situaciones complicadas no tenemos que quejarnos con el típico ¿Porque a mi? si no más bien preguntarnos ¿Para que me sucede esto? y así entre conversaciones el tiempo paso y paso, más lento que nunca, veía el reloj y eran apenas las 10 de la mañana, lo mejor que podía hacer era intentar contestar a todo lo que me preguntaban para distraerme.
Poco a poco cada uno de los señores iban agarrando sus sillas y se iban yendo. ¡Dieron las 11, las 12, la 1 y Gus no llegaba!. Estaba súper desesperada, y ahora ya sola se empezaban a acercar las señoras con sus hijos a pedirme dinero, les decía que no tenía y empezaban a hablar en su lengua que no entendía para que enseguida de eso los niños se pusieran a intentar abrir la puerta del vocho, quiero suponer que era solo curiosidad, en fin estaba entrando en pánico así que cerré todo el auto y me fui a sentar a la única tienda que había donde estaban los ingenieros que llevaban la obra de la carretera en construcción.
Platiqué con ellos un buen rato… uno de los Ingenieros me reconoció porque ya nos había visto una semana atrás en la misma situación del carro descompuesto, me pregunto como había estado todo, me invitaron más agua y así se paso el tiempo un poco más rápido, eran las 2:30 pm y Gus todavía no se aparecía, fue hasta las 3:00 pm cuando una camioneta llena de gente se detuvo y de ahí bajo Gus con la famosa bobina.
Me fui corriendo con él y me platico que a mitad del camino le dijo el de la moto que le iba a cobrar el doble por ser ida y vuelta… Gus no le quiso pagar así que opto por tomar un transporte local, pero este se había retrasado en salir 1 hora esperando a que se llenara de gente.
Ya con pieza en mano, comenzó a hacer el cambio, estaba feliz de que por fin nos íbamos a poder ir de ahí, la conecto, intento encender el vocho y NADAAA.
«El Poderoso» no quiso funcionar.
Ninguno de los dos dijo nada, volteábamos a los alrededores buscando donde poner la casa de campaña para dormir ese día, pensábamos en que al día siguiente era Domingo y que nadie trabajaba e iba a ser imposible arreglarlo, me frustraba pensar que hasta el lunes íbamos a ver como resolver el problema.
Cerramos el vocho y nos fuimos a un casita que ahora que lo piensa Gus dice que se arrepiente de no haber tomado una foto a esa escena. La situación estaba así: Eran 3 paredes de adobe, el techo era de paja y estaba roto, solo la mitad daba sombra y por el otro lado un rayo de luz calentaba el lugar, había justo en medio una silla rota viendo hacia el camino y a lado de nosotros un refrigerador antiguo, oxidado y destruido.
Gus se sentó en la silla, yo me senté en sus piernas y las lágrimas se me salían mientras lo abrazaba, no había nada más que hacer, no sabíamos que tenía el carro, estábamos en un lugar alejadísimo y con muy poco dinero…
- -Ya, ni pedo.. vamos a solucionar esto!, me dijo Gus, Se levanto de la silla rápidamente y se fue hacia el camino en busca de alguien que nos quisiera jalar hasta Uribia.
No pasaba nadie, estuvimos media hora esperando hasta que por fin una camioneta se veía a lo lejos, Gus le hizo señas, le explico todo y el señor acepto llevarnos, saco una cuerda y nos amarro.
- –¿Cuanto nos va a cobrar?, le pregunté a Gus.
- -No se, no me dijo!.
Me baje rápido del carro y fui a la camioneta y le pregunté:
- – ¿Cuanto va a ser señor?
- -$100,000 de aquí hasta Uribia, me contestó.
Era mucho dinero, ni siquiera lo teníamos en ese momento, pero estaba tan desesperada que acepte y deje que él nos llevara, pensando en que cuando llegara a Uribia podría ir a un cajero y sacar lo poco que quedaba en mi tarjeta y con eso pagar.
El camino fue larguísimo, el vocho caía en hoyos y se golpeaba muy fuerte, el coraje de que nos había dejado varados hacía que no nos importara, hasta veníamos hablando de venderlo, había sido mucha la desesperación del momento.Después de 1 hora y media llegamos a Uribia, el señor nos ayudo otro poco y nos llevo a un eléctrico.
Cuando llegamos Gus le explico el problema que tenía, el mecánico nos dijo lo mismo: «Es la bobina» tal vez esa que pusiste no funciona, la vamos a cambiar.
- -Y ¿Cuanto nos va a cobrar? le pregunto Gus
- -Van a ser $50,000 de la pieza y $10,000 de mano de obra…
Aceptamos y empezamos a contar cuanto nos quedaba de dinero, con lo que teníamos no alcanzábamos a pagarle ni al señor que nos jalo ni al mecánico, así que Gus quito la pieza que no funcionaba con la intención de ir a que le regresaran el dinero, el mecánico le advirtió que no iban a querer pero aún así Gus fue a hablar con la señora.
A Gus le valió y se fue a la tienda mientras yo lo esperaba.
Ya en la tienda Gus hablo con la encargada, le explico todo lo que nos había pasado desde la llegada a La Guajira hasta lo de ese día, la mujer escucho atenta y le dijo: -No quiero que te vayas con una mala impresión de nosotros y te voy a regresar el dinero.
Fue la primer cosa buena que nos pasaba, llego Gus emocionado y me dijo: -Ve al cajero a sacar el dinero para pagarles.
El señor que nos jalo a Uribia me llevo al cajero, me baje a sacar el dinero, lo intente varias veces y todas me decía lo mismo: «Transacción fallida», cuando me di cuenta el problema era que el cajero no aceptaba VISA.
Subí al carro y le dije que me llevara a otro cajero, el señor solo me contesto:
- -Uy no señorita, tendríamos que ir hasta Maicao. (eso significaba una hora de camino para poder sacar dinero)
Me quede callada y pensando como le íbamos a hacer. En el camino el señor me compro una cerveza para que no estuviera preocupada.
Llegue con Gus y el carro ya funcionaba, efectivamente había sido la bobina, pero algo tenía la que había comprado Gus que por eso no había encendido cuando se cambió la primera vez, en fin, ahora teníamos que pensar ¿Como pagar?Queríamos primero pagarle al mecánico y le dimos el dinero previamente acordado y en ese momento nos dijo:
- – ¡No! Van a ser $90,000
Gus enfureció y le dijon que ya habíamos quedado en $60,000, el señor contesto que había entendido mal y que iban a ser $90,000. Gus estaba rojo de coraje mientras el señor tomaba sus cervezas exigiendo el dinero.
Por lo tanto la deuda había aumentado:Tomamos la decisión de empezar a vender o intercambiar nuestras pertenencias y comenzar a hacer el famoso trueque.Saque unas botas que me habían regalado en Panamá y que solo había usado una vez y fui a una tienda con una señora que resulto ser la esposa del mecánico, le ofrecí las botas, le conté que el dinero era para pagarle a su esposo, las vio, se las probo, le quedaron, le gustaron y me las compro después de regatear por $50,000
Llegamos con el mecánico, le pagamos los $40,000 restantes. Primer trueque hecho con éxito.
Tocaba pagarle al señor que nos había jalado, me acerque con él y le di los $80,000 que nos sobraban, Gus llego a ofrecerle unos desodorantes como pago de los $20,000 que faltaban, los acepto y nos pudimos ir de ahí. Segundo trueque con éxito.
Íbamos felices de pensar en que pronto saldríamos de Uribia, estábamos agarrando camino cuando nos dimos cuenta de que no traíamos suficiente gasolina, ¡¡¡Otro problema!!!.
Como recordaran en esa zona no hay gasolineras, se vende por pipinas y es traficada de Venezuela, así que llegamos con los mismos señores que nos la habían vendido en el camino de ida y enseguida al ver el carro nos reconocieron.
-Ya van de regreso!!! ¿Como les fue?, nos preguntaron.
No habían terminado de decir la ultima frase cuando Gus ya estaba explicándoles todo lo que nos había sucedido desde las fallas mecánicas hasta el problema de que en Uribia no había cajero VISA, para terminar con la frase:
-Brother, no traemos dinero, te damos un sleeping, una usb y unos tennis pero por favor llénanos el tanque,¡Nos urge salir de aquí!.
El señor nos veía y movía la cabeza como diciendo «Quiero decirles que NO»
-Bueno denme la «cobija» (sleeping), yo se que algún día yo voy a necesitar algo y voy a querer que me ayuden. Y así fue como conseguimos gasolina.
Tercer trueque con éxito.La emoción de salir de ahí se veía cada vez más cerca, hasta que nos topamos con el peaje (caseta). Otra vez el mismo dilema, ¿Como pagar $6,500 para salir?
Gus se estaciono y me baje a hablar con la señorita que cobraba, llegue con ella y explique la situación, le dije que me urgía llegar a Maicao a un cajero porque no traíamos nada de dinero y que a cambio de pasar ese peaje le ofrecía una usb y unos tennis, se me quedo viendo y me dijo: Solo dame la USB…
Me regrese al carro y avanzamos, nos paramos en la caseta le dimos la USB y ella aparte de dejarnos pasar nos dio otros $7,000 y nos dijo: Tomen dinero para que paguen el peaje de Río Hacha, mejor vayan directo para allá, no se detengan en Maicao porque es muy peligroso….Le dimos las gracias y agarramos el dinero, 150 km después llegamos al peaje de Río Hacha y pagamos $6,500 para entrar. Eran las 9:00 pm cuando por fin mi cuerpo sintió paz… Aún faltaba mucho para Medellín pero después de tanto problema por fin habíamos dejado atrás la famosa Guajira.