Ley de Murphy vs Colombia. Historia de terror Vol. I
Si algo no puede fallar, lo hará a pesar de todo. Ley 3 de Murphy
«Colombia es muy grande Cynthia», me decía Gus mientras manejaba y cambiaba de música. Salimos de Barranquilla con el tanque lleno y con todas las intenciones de llegar hasta Cabo de la Vela, habían pasado 3 días de haber dejado Cartagena y aún no íbamos ni a la mitad del camino, así que había que darle prisa para llegar en el menor tiempo posible.
Lo único que los dos sabíamos era que llegar hasta el extremo norte de Sudamérica iba a ser complicado… ¿Pero, que tan difícil podría ser llegar a allá?Esta historia es la recopilación de varios sucesos que nos pasaron, a la mitad de la historia pudiera parecer inventada o exagerada, pero créanme nada ha sido más complicado que llegar y al mismo tiempos salir de la famosa Guajira.
La ruta era la misma como si quisiéramos ir a Venezuela, no había otro camino era solo derecho, derecho… Nos detuvimos un momento a comer unos chuzitos con arepa y continuamos hasta Palomino, por un momento pensamos en quedarnos una noche en ese lugar, pero algo muy dentro nos dijo NO y mejor seguimos avanzando…En el camino nos encontramos con una pareja Damarys y Marco, ella Mexicana, él Fránces y venían desde México junto con su perrito Michoacano, viajamos una parte del trayecto juntos la única condición era dejarlos hasta donde el vocho aguantara…. «Aunque todos vayamos hacia Cabo de la Vela, yo me comprometo a llevarlos hasta Uribia, de ahí en adelante dicen que el camino es muy feo así que por el peso preferimos ir ligeros» les dijo Gus mientras llenábamos el tanque de gasolina en una de las miles chozas que hay en el camino…..
En esta parte de Colombia llenar el tanque sale mucho más barato que en cualquier otro lugar, de este lado del mundo la gasolina la trafican y la traen desde Venezuela así que los precios son mucho más accesibles.Seguimos avanzando, platicando cada uno nuestras experiencias en el viaje y por fin llegamos a Río Hacha… en este lugar no queríamos descansar ya que aún faltaba un buen tramo y eran a penas las 2 de la tarde así que solo nos detuvimos a comer en el «Mesón de Carmen» y volvimos a la ruta…
La idea de llegar hasta Uribia poco a poco se perdía, al vochito ya lo sentíamos cansado y nosotros igual habíamos viajado todo el día, llegando a LOS 4 CAMINOS decidimos cambiar la ruta e ir a descansar a Maicao, en ese momento del viaje nos despedimos de Dam y Marcos, ellos buscarían llegar, nosotros en cambio solo queríamos descansar..Maicao es frontera con Venezuela, la recorrimos poco, no quisimos adentrarnos mucho, al igual que la mayoría de las fronteras en las que hemos estado Maicao resulto ser tensa…»Estacionense aquí frente a los militares, no vayan al centro porque allá los desvalijan» Nos decía un policía que se encontraba en el Hospital del pueblo… El tiempo pasaba y yo lo único que quería era sentirme segura así que optamos por buscar un hotel de paso.
Despertamos muy temprano con un solo objetivo: Cabo de la Vela! Salimos de Maicao rumbo a Uribia a las 7 de la mañana, tomando en cuenta que el camino era de terracería y la cantidad de kilómetros que faltaban, nosotros calculábamos llegar a medio día y por fin poder mecernos en una hamaca con el mar frente a nosotros…Estábamos emocionados e íbamos con buena velocidad, en poco tiempo llegamos a Uribia, nos detuvimos únicamente para cargar gasolina, nos atendió un grupo de señores con los que platicamos mientras vaciaban la pimpina… ¿Con uno solo llegamos a Cabo de la Vela? -Por supuesto! van y vienen seguro!!!, -¿Y el camino que tal esta? -No esta pavimentado pero esta bueno, -¿Este carrito si llega? -Si! Si pasa, esta fácil, si llegan!…
Eran las 8 de la mañana y empezamos a adentrarnos en el desierto, después de unos kilómetros el pavimento se convirtió en terracería, avanzamos así un par de horas y nos dábamos cuenta que el camino no era tan malo como nos habían dicho.Después de un rato llegamos a una intersección que decía: Cabo de la Vela 17 km, había mucha tierra, mucha gente trabajando en la construcción de una nueva carretera que por fin comunicaría a Cabo…. Nos detuvimos a preguntar cual era el mejor camino para seguir y uno de los obreros nos dijo – Sigan por aquí derecho, ya les falta poco!Gus tenía un mal presentimiento de ese camino pero por ser el más corto decidimos tomarlo… Había mucho polvo por todas partes, no se podía ver mucho y de repente el carro se hundió un poco y solo sentimos como se apago el carro sin que lo pudiéramos volver a prender. Habíamos caído en una duna de arena, le entro tierra al motor y no se podía empujar hacia otro lado. Dentro del carro nosotros no dijimos nada, solo nos volteamos a ver y se comenzó a sentir esa sensación familiar de incertidumbre y coraje por estar tan alejados de todo y por millonésima vez el carro descompuesto..Con la poca mecánica que sabemos Gus se puso a ver el motor, la tierra no dejaba de volar y eso hacía más complicado poder revisar que tenía, una persona de la construcción nos vio.. se acerco a ayudar, otro señor que iba en bici se acerco por curiosidad y otro más se acercaba a preguntar que pasaba… eramos muchos los que estábamos ahí y ninguno podía hacer nada por nosotros ni por el vochito… -Voy por un tractor! Los voy a jalar hasta el cruce, allá es más fácil revisarlo. Nos dijo el señor de la construcción, no nos quedo de otra que ocultarnos del sol y la tierra dentro del vocho y esperar a que llegara el tractor.Volvimos al camino principal y ahí se fue acercando más y más gente, y de entre todos ellos afortunadamente había un mecánico.
- -Se ensució el carburador! Hay que desarmar y limpiarlo. Estuvimos unas buenas horas con toda la gente, el mecanico limpiaba, movia, conectaba e intentaba encenderlo, luego de varios intentos y unas buenas empujadas el vochito revivió!
A esa altura del día yo ya no estaba convencida de si seguir o mejor regresarnos, -Ya estamos más cerca de Cabo de la Vela que de Uribia mejor vamos hacia allá, me dijo Gus mientras avanzábamos por otro camino mucho más largo para evitar las dunas. Lo único bueno era que el carro se sentía bien y parecía que ya no iba a fallar.Las horas pasaban y pasaban, a la poca gente que encontrábamos le íbamos preguntando si era el camino hacia Cabo y todos nos decían que sí. Así que continuábamos sin ningún señalamiento y dejándonos llevar por un camino con llantas marcadas en la tierra..Íbamos ya un poco desesperados porque no llegábamos a ningún lado y ya había pasado mucho tiempo, en un momento del camino nos encontramos una moto con 3 hombres, Gus los saludo y seguimos, habían pasado unos minutos y por el retrovisor vimos que la misma moto venía hacia nosotros, Gus redujo la velocidad y cuando pasaron a nuestro lado la punta de una pistola se asomo. ¿Cual fue nuestra reacción? Gus se freno y enseguida arrancamos de reversa, no había mucho donde escondernos, era el desierto y además estábamos perdidos, yo solo volteaba vigilando que los de la moto no vinieran y justo en ese momento nos encontramos a una pareja de hombres que también iban en moto y sin dudarlo nos frenamos
- -¡Nos quieren asaltar, ayúdenos!,
- -¿Quien?,
- -Ellos!
Y ya venían de regreso los mismos tres hombres buscándonos y encapuchados, cuando nos vieron con las otras personas se siguieron de largo
- -¡Queremos llegar a Cabo de la Vela!
- -Sí!, yo les llevo!..
Nosotros aún con miedo comenzamos a seguir a Nelson, no podía dejar de voltear solo esperando que no nos estuvieran siguiendo.Íbamos a toda la velocidad que se podía entre piedras, tierra y nopales, obviamente la moto era mucho más rápida y fue imposible seguirle el paso y de un momento a otro lo perdimos de vista… ahora si estábamos solos y perdidos!
Gus entraba en desesperación, google maps no indicaba nada y no había camino, ni siquiera llantas marcadas que pudiéramos seguir… No podía pensar en nada más que en volver, yo solo le decía a Gus que regresáramos a Uribia, ya no teníamos tanta gasolina y no sabíamos hacia donde darle. Optamos por mejor volver a la civilización, ya Gus estaba dando la vuelta para regresarnos y en eso apareció Nelson, se detuvo y le dijimos que por favor fuera despacio que el carro no podía ir muy rápido, lo comenzamos a seguir otra vez y como si las cosas no pudieran ir peor el carro se volvió a parar de la nada como la primera vez. El estrés estaba al máximo, yo hablaba con Nelson y le pedía que no nos dejara ahí solos, que esperara un minuto a que Gus arreglara el carro para poder seguirlo. Lo convencimos, nos espero y Gus con lo que le había enseñado el mecánico empezó a limpiar el carburador.
No paso mucho tiempo cuando termino, lo armo y se fue a encenderlo y como si se tratara de una película de terror la inexperiencia de Gus hizo que cometiera un gran error, olvido conectar un cable.. ¿Cual fue el resultado? El cable se quemo y el carro no encendió otra vez… Lo único que estaba en nuestra mente eran las Leyes de Murphy
La desesperación estaba al máximo nivel, Nelson ya se quería ir y no veíamos para cuando movernos de ese lugar, estabamos tan lejos y a la ves tan cerca… Nelson nos platico que el rentaba cabañas en Cabo, nosotros le prometimos hospedarnos con ellos y él propuso hablarle a su hermano para que pasara por mi y buscar a un mecánico para arreglar el problema del cable, y así paso… Llego Eliecer, me lleve algunas cosas y en su moto me fui a Cabo mientras Nelson y Gus esperaban a un mecánico…
Llegue al lugar tan esperado! Eran las 4 de la tarde, buscamos al mecánico, él agarro su camioneta y se fue en busca del vochito, el tiempo pasaba y no se veía que Gus llegara, busqué a Eliecer y le dije que si podíamos ir a ver que estaba pasando, nos subimos a su moto y a mitad del camino nos encontramos al mecánico con su camioneta descompuesta… Ahora eran dos los que necesitaban ayuda..
Ya nada podía salir peor, llegamos con Gus y Nelson que seguían esperando, una media hora después por fin veíamos a la camioneta del mecánico con todos su hijos y un perro acercándose… En menos de 10 minutos el cable estaba cambiado y el vochito arranco..
Llegamos a ver el atardecer a las 6 de la tarde, el día había sido muy largo las cosas se habían salido de nuestras manos pero por fin estábamos en Cabo de la Vela, con la playa de frente y el desierto a nuestras espaldas.. Acostados en nuestras hamacas y con una cerveza polar en la mano nos comenzamos a relajar. No teníamos idea de como íbamos a salir de allá pero lo pronto solo queríamos disfrutar de ese hermoso lugar al que tanto trabajo nos costo llegar.